FE Y PENSAMIENTO

Por Héctor Fenoglio.[1]

  En el programa DIA D del último 20 de abril se vieron imágenes y se escucharon palabras de algunas de las personas que daban testimonio de la fe con la que concurren a las misas que oficia el padre Ignacio, un cura sanador, desde un puente de la Av. Circunvalación en la ciudad de Rosario. El periodista que presentaba la nota informaba que para el domingo de Pascua calculaba que a la misa irían alrededor de medio millón de personas. De la gente se escucharon las cosas de siempre: “creer o reventar”, “no hay que venir buscando al curandero...”, “me dijo que me haga fomentos con agua bendita”, “es por la fe que uno tiene, si no tenés fe no podés venir”.
   Pero lo más interesante fue lo que ocurrió después de ver esas imágenes. El conocido escritor Martín Caparrós descargó una indignada condena contra estos hechos a los que calificó de “supersticiones primitivas”. Inmediatamente se desató una encendida y por momentos tensa discusión con Jorge Lanata, Adrián Paenza y el periodista que presentó la nota, la que giró sobre el sentido de la fe y su relación con el pensamiento. Como ella ofrece un flash inigualable de lo que hoy, sobre este asunto, opina el sector más culto y progresista de nuestra sociedad, la reproducimos casi íntegra. Y a continuación, en la página XX, reproducimos la carta que los directores de PARTE DE GUERRA, con motivo de esta discusión, le enviaron a Jorge Lanata.         


Paenza. Me cuesta mucho trabajo creer esto. Me cuesta mucho trabajo creer que haya gente que crea que efectivamente se puede sanar en función de lo que alguien le pueda decir.
Lanata- Una cosa: ¿el tipo cobra?
Periodista– No. Por lo menos yo no lo comprobé. Lo único que se vende son bidones para el agua bendita. Vos sabés que cuando nosotros vamos, vamos a buscar eso. Yo fui a buscar el negocio. No lo pude comprobar.
Caparrós.- Pero hay negocios que trabajan con una visión mucho más amplia. Es decir, el negocio es que hace muchísimos cientos de años siguen convenciendo a todo el mundo de que se pueden curar tomando agua bendita, ese es el negocio. No es el negocio de sacar doscientos mangos acá, una luca allá. El negocio es un negocio mucho más global que ha funcionado desde hace miles de años.
Periodista- Yo le hice una nota al Padre Ignacio hace un año. Lo que dice es un discurso que mantienen casi todos los sanadores: dicen que lo hacen a través de Dios, que la gente se cura por su fe, y todo eso. Hay cosas muy raras, como eso del agua bendita. A mí lo del agua bendita realmente me pone más cerca de Paenza que de cualquier persona que concurra mañana a esa misa. Que es esto de que te hacés fomentos con agua bendita. Hay dos tanques de 500 litros de acero inoxidable adentro de la parroquia, que es la Parroquia de Natividad del Señor, y lo único que hace la gente es llevarse bidones, que ahí estaban a la venta. No importa si yo no creo, lo importante es que la gente cree.
Paenza- Ahora vos dijiste recién que la gente va y en definitiva lo que importa es que ella crea. Si le quiere creer y tiene ganas de creer y cree que con eso se va a sanar, está bien.
Caparrós.- Perdonáme una cosa: ¿nosotros tenemos que respetar el hecho de que la gente crea en cosas que nos parecen aberrantes? ¿Tenemos que respetar eso?
Paenza- Sí, tenemos que respetar, porque a mí no me mortifica en absoluto que la gente quiera hacer eso, a mí no me toca.
Caparrós.- Si a vos te parece que hay determinadas cosas que son verdad, ¿vos no tendrías que tratar de decirlas y convencer?
Lanata- Claro, pero ellos no te quieren callar. Ellos te dejan hablar ¿me entendés?
Caparrós- Pero pensá que la institución Iglesia obligó y sigue obligando a la gente a hacer una cantidad de cosas...
Paenza.- No, pero vos no te sentís compelido por ninguna iglesia a creer nada.
Caparrós- No, a creer no, pero a tener determinadas conductas, sí.
Paenza- ¿Qué conductas tenés que seguir vos porque la Iglesia te obliga? ¿No sos libre vos para hacer lo que querés?
Caparrós- Yo soy libre para muchas cosas. Pero hay mucha gente que, por ejemplo, le cree a la Iglesia en esto de que no se pueden usar preservativos y se puede contagiar el sida. Eso es una conducta peligrosa que se basa en el prestigio de una institución que se basa, a su vez, en que mucha gente cree. Entonces yo no creo que sea ajeno.
Paenza- ¿Vos creés que hay gente que efectivamente no se cuida porque cree?
Caparrós- Pero yo estaba hablando de si nosotros tenemos que callarnos la boca, por un supuesto respeto; o decir que creemos que estas cosas son supersticiones primitivas.
Lanata- No..., “supersticiones primitivas”...
Caparrós- Bueno, supersticiones “sofisticadas”, está bien.
Lanata- No, Martín, tampoco son “sofisticadas”. Te va a costar contestar esto, pero decime ¿en qué creés vos? Decime algo en lo que creas, decime cualquier cosa.
Caparrós- Están diciendo que hay que cerrar el programa. Es poco tiempo para decirte en qué creo.
Lanata- No me importa nada lo que digan. Vos decime.
Caparrós.- Creo en la posibilidad de pensar, sobre todas las cosas.
Lanata- Bueno yo creo que la posibilidad de pensar es un superstición, Martín.
Caparrós- No, no es una superstición. ¿Vos pensás en lo que estás diciendo?
Lanata- No.
Caparrós.- ¿No pensás lo que me estás diciendo? Entonces..., no me mientas...; esta la perdiste.
Lanata- No, pero, ¿me entendés lo que digo? A mí me parece que es irrespetuoso que vos llames superstición a una cosa con la que no estás de acuerdo, porque no necesariamente vos tenés la verdad.
Caparrós- Es una cosa que pienso falsa.
Lanata- Okey; y ellos piensan verdadera.
Caparrós- Se llama superstición a un conocimiento, perdón, a una creencia en algo que es indemostrable. Esto es indemostrable, por lo tanto es una superstición.
Lanata- Bueno hay muchas cosas indemostrables. No tiene nada que ver eso. Lo más probable es que yo no coincida con las cuatrocientas mil personas que vayan mañana. Ahora: soy periodista y no puedo hacer como que no van.
Caparrós- No, no, no. Hacés como que van, pero ¿por qué tenés que respetar esa Iglesia?
Lanata- Pero aparte de periodista trato de ser una persona que respeta a los otros, a veces me sale, muchas veces no, creo que no los puedo llamar supersticiosos. Son gente que va a ahí porque cree en eso.
Periodista.- Porque tienen fe, que es inexplicable, la que no tenemos nosotros quizás.
Lanata- Tienen la misma fe que él (señalando a Caparrós) tiene en el pensamiento, pero puesta en otra cosa.
Paenza- Yo les quiero hacer una pregunta: ahora cuando el Papa hable también va a haber una congregación de un millón, o dos millones de personas. ¿Lo miraríamos exactamente igual que a esto? ¿Qué diferencia hay con este señor que está acá, en la Argentina, y el otro que está en el Vaticano?
Periodista.- Acá está la movida de la sanación.
Lanata- Adrián, vos: ¿cuánto viste este año convocadas medio millón de personas?
Caparrós- ¿Pero para qué te sirve la cantidad? ¿Te sirvió para estar a favor de Menem cuando cinco o seis millones de Argentinos lo votaron? ¿Para qué te sirve hablar tanto de la cantidad?
Lanata- No...Esto termina en el voto calificado... No, por favor.
Caparrós- No!, yo termino en la fuerza del pensamiento contra la superstición...
Lanata- Yo creo en la misma fuerza del pensamiento que vos, pero trataría de no llamar supersticiosos a los demás. (Mirando a cámara como buscando complicidad): uno lo debe querer, porque si no, ya lo hubiera mandado a la mierda hace tanto...
Caparrós- (mirada de yo no se por qué) ¿ Por qué?
Lanata- (mirando un poco a cámara y un poco a la platea) Es el momento de decírselo.
Caparrós- (seco) Eso te permite posar de tolerante, está bárbaro.
Lanata- (Mirada dura, ya harto) No, yo no soy tolerante, Caparrós. ¿Sabés qué? Yo soy supersticioso, soy muy supersticioso.
Paenza- Yo no, yo no creo en esas cosas. Yo he visto gente que va a los mundiales y que usa siempre la misma ropa, el mismo calzoncillo... Yo no soy supersticioso.
Lanata- No, bueno..., pero eso...
Paenza- “Y bueno”. ¿Cómo “y, bueno”?
Lanata- ¿Vos no pensás que sos supersticioso?
Paenza- No. Yo no soy supersticioso.
Lanata- ¿Qué pensás de la gente que va a ahí?
Paenza- No, nada, yo estoy admirado, anodadado y admirado. Pero no me gustaría formar parte de eso. Prefiero formar parte de lo que formo que es, como dice Martín, de poder pensar. Yo no puedo creer eso. Pero miro que hay gente que va y que en función de eso cree que se va a sanar, y yo estoy asombrado, realmente asombrado, porque yo he visto gente sufrir...
Lanata- Sí, claro, vos me habías contado una historia personal alrededor del Padre Mario y demás. (Mirando a cámara) ¿Vos notaste que estamos rodeados de temas menores de los que hablamos todo el tiempo?



[1] Publicado en PARTE DE GUERRA.

SEMIOLOGÍA Y LINGÜÍSTICA